miércoles, 9 de junio de 2010

REALIDAD

Me parece una vergüenza que los habitantes de países con sanidad pública (que pagamos entre todos) tengan que costearse viaje y tratamiento médico en el extranjero. Pero esta es la realidad de nuestros sistemas médicos. Podemos cambiarla, pero no será tarea fácil y mucho menos rápida.
Pasar por el quirófano es estresante de por sí. Si encima se tiene que hacer en el extranjero, hay que añadirle el costo físico (cambios de clima, de horario...), el costo emotivo (la inseguridad que representa estar lejos de casa y de los tuyos, donde no conoces las sutilidades lingüísticas y culturales, eso si tienes la suerte de conocer el idioma, claro!...) y el costo económico (RESULTA CARO). ¿Qué hacer? Aquí se han inventado todo tipo de actividades para recaudar fondos: cenas, fiestas, subastas, rifas, conciertos...
Ha sido en estas "actividades de financiación" donde me he topado con la realidad.
La primera vez que vi a una persona con síntomas visibles, concretamente con dificultades para sostenerse de pie, me quedé bloqueada. En mi mente, que había escondido el miedo tras la negación, esa persona era la imagen de France en el futuro. Tristeza, pánico. Durante los días que siguieron veía sillas de ruedas por todas partes.
Hablar de ello me ha sido de gran ayuda. Primero con mis amigos, que me escucharon. Después con France, cuando pude articular lo que sentía y supe que ella sentía algo parecido, lloramos juntas y eso nos relajó, incluso nos quitó un poco el miedo. Ya por fin lo hablé con una persona que había vivido una experiencia similar, ella encontró las palabras que yo necesitaba oir:
France tiene su camino y yo no puedo hacer nada por cambiarlo, yo tengo el mío. Simple, muy simple, y a la vez tan complejo...!

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